Parafraseando a Led Zeppelin, es como podría resumir la gestación de este nuevo disco que se avecina, no por que sea más de lo mismo, si no que al contrario: es un brinco en este camino, un crecer en este ente al que llamamos Sonica.
Ha sido un largo proceso que comenzó hace poco más de un año, con los primeros acordes de “Te Mate por Vivir”. Un proceso de búsqueda y relajo ante este nuevo horizonte musical, en el que se plasma de manera tácita ese sentimiento de unión, esas voces juntas y sudor en la piel del que hablamos en Sueños Mutuos.
Un sinnúmero de notas, acordes y letras pasaron por las cuerdas de la guitarra, un sin fin de ideas brotaron ante el micrófono, y un gran número de ritmos fueron golpeados en los tambores en largos ensayos, regados de buena onda, amistad y comunión. Todo aquello en pos de este sueño que nunca acaba, en pos de la canción ideal, en pos del placer de hacer música.
Hay un nuevo concepto detrás de estas nuevas canciones, un concepto que amplía la esencia de Sonica y la hace envolverse y elevarse al siguiente nivel. Hay un nuevo sonido, crudo y elaborado, desgarrador y punzante, alegre y contestatario al mismo tiempo, siempre de la mano de nuestro querido pop, ese pop que busca la canción que perdure, la melodía cantable y el ritmo vacilable.
No quiero hacer una apología de lo que ha sido Sonica en estos últimos meses, ni pavimentar el camino para la escucha fácil de lo que se viene, simplemente expresar lo que siento ante esta nueva experiencia Sonica. Una experiencia en la que se entremezclan los viejos postulados con las nuevas experiencias de vida de una banda que ha crecido sobre los escenarios, de un grupo que ha aprendido a recibir el aplauso de ustedes y que intenta plasmar esa energía en una nueva placa aún sin nombre.
Digo que la canción es la misma, por que somos los mismos, por que el público es el mismo, solo que en tiempos diferentes y “paradas” distintas. Es la misma energía que fluye cuando los amplificadores expelen el sonido y las manos y gargantas dan vida a lo que llamamos Sonica; la misma energía que nos hizo soñar que juntos podemos lograr el mundo; esa energía extraña y sobrecogedora que nos hace poner los pelos de punta cuando las cuatro cabezas se vuelven una en una canción. Esa energía que, ahora más que nunca, se plasma en cada acorde y en cada golpe de caja y que fluye más allá de lo que nosotros mismos logramos dimensionar.
Es cierto, en este disco redescubrimos el rock que nos vio nacer, esa guitarras punzantes y esa voz emocionada que nos hizo comenzar la banda hace un tiempo atrás, y eso nos tiene muy felices, por que ese es el sonido que buscamos, ese sonido en vivo, ese power abrasador que nos hace entrar en trance sobre las tablas, esa entrega, ese sudor en la piel.
Hay groovy, hay disco, hay rock, en fin, la canción es la misma, es la misma pero transmutada por el tiempo, por las experiencias individuales y comunes de cuatro músicos que además son amigos y compañeros. La canción es la misma por que la banda es la misma, pero la energía que envuelve a las doce canciones es distinta, cargada de nuevas alegrías y nuevas preocupaciones, de nuevos ritmos y sonoridades. En fin, la canción es la misma porque la Mística es la misma.
Ahora solo falta el paso final………… que la música llegue a ustedes, por que es la única forma en la que la música de verdad existe y las canciones perduran: en los labios de quien las canta, en los oídos de quien la oye, mutando de alguna forma misteriosa, hasta convertirse en una sola canción, hecha a pulso entre el publico y los músicos, hasta crear esa única canción, que al final es siempre la misma.
Fico